PINTURA PREHISPANICA EN AMERICA
Algunas de las pinturas murales de Teotihuacan y las poblaciones vecinas de Tetitla y Tepentitla expresan la visión de la creación del Universo según los antiguos mesoamericanos que poblaron esa zona, entre los siglos II a.C. y VIII d.C. La descripción del viaje que emprende el alma a través de lo que en términos cristianos se llamaría cielo e infierno. Alegorías de lo más preciado, como el agua, la sangre, la vida, la serenidad, están reflejadas en los frescos dedicados a Tláloc, deidad de la lluvia, y al paraíso que ofrece cada vez que se prodiga.
Además de los códices, o escenas de la vida y la historia prehispánicas plasmadas en libros pintados, sobresalen las pinturas murales de Cacaxtla, en Tlaxcala, y de Bonampak, en Yucatán. En ellas quedaron plasmadas vivas escenas bélicas y ceremoniales donde resalta el dramatismo del dolor y el orgullo del triunfo. El uso de los colores -como el fondo azul característico maya- y del detalle, en los innumerables giros y atributos de las vestimentas de los personajes que lucen excelsos penachos, armamentos, joyería, calzados, máscaras, sientan las bases de un pilar fundamental de la plástica americana. En un detalle de los frescos de Bonampak (c. 785 d.C.) se ve a un prisionero desmayado sobre una escalinata en uno de los escorzos más logrados de la pintura antigua. Es digno de mención el hecho de que pasarían unos siglos hasta que las culturas de América tuvieran contacto con las europeas y, por tanto, se desarrollaron sin ninguna influencia extracontinental.
CULTURA AZTECA
Ambiente y Localización
Los aztecas o mexicas ocuparon la meseta central del altiplano de México, fundando su capital Tenochtiltlán a orillas del Lago Texcoco, ya que esa localización ofrecía óptimas condiciones para el asentamiento humano, con buena provisión de agua, flora y fauna.
Historia
La cultura Azteca, que se desarrolló durante el Período Post Clásico en Mesoamérica, tiene su origen, según su propia historia, en un grupo bárbaro, cazador – recolector, conocido como chichimecas (que significa raza de perros) que, emigrando desde Aztlán, se habrían instalado en un islote del lago Texcoco. Allí expulsaron a los tepenecas en 1370 d.C. y fundaron la ciudad de Tenochtitlán, en el lugar en que un águila devoraba una serpiente. Con otros grupos formaron una triple alianza que duró hasta que los aztecas se independizaron y comenzaron su expansión. Influencias toltecas y teotihuacanas habrían marcado el arte y la arquitectura Azteca.
Arte
El estilo Azteca estaba muy delimitado, basado en el simbolismo religioso. En piedra destacan las esculturas de los templos, que principalmente representaban a dioses y los bajo relieves en que se plasmaba, la representación del Calendario Azteca, que medía el tiempo en un año de 365 días y cada 52 años se repetía el ciclo. La pintura mural se conserva poco, pero están los códices que consignan la historia, llevan las cuentas del imperio y relatan mitos. En ella se observa escritura ideográfica, es decir, donde cada símbolo representa una idea. En artes menores, destacan las máscaras funerarias de madera con incrustaciones de turquesa, obsidiana o nácar y los cráneos tallados en cristal de roca. En oro y plata hicieron collares, pectorales, brazaletes y otros adornos personales, así como estatuillas de dioses. Realizaron trabajo en plumas, como trajes ceremoniales, capas y escudos, con emblemas de rango y poder.
PINTURA AZTECA
El color era un elemento fundamental en la pintura azteca. Se trata de un color plano, sin matices ni sombras y, en la mayoría de los casos, con connotaciones simbólicas. Aparece ligada a la arquitectura, decorando los edificios.
Los códices aztecas, como la mayoría de los códices precortesianos, están elaborados con un papel especial hecho de corteza de árbol: el amatl. Los dibujos están coloreados y simplificados como un lenguaje sencillo que nos habla de la vida diaria de los tenochcas Los códices aztecas nos hablan de un pueblo muy activo y duro. Los describen cosechando en los campos, vendiendo sus mercancías en el mercado, cuidando de sus enfermos y llevando cargas; muestran también las diferentes clases sociales: los esclavos con bastones amarrados al cuello, los guerreros con trajes de tigre o águila, los sacerdotes con adornos especiales... Estos códices también son una fuente de información acerca de las ceremonias religiosas: nos explican cómo los corazones de las víctimas son sacados del pecho después de que las flautas se han roto en la subida por las escaleras de la pirámide, cómo los sacerdotes se visten con la piel de la víctima y cuál era el final de las víctimas, una excelente fuente de proteína para la comunidad.
Configuración del estilo
El arte azteca es violento y rudo pero deja entrever una complejidad intelectual y una sensibilidad que nos hablan de su enorme riqueza simbólica.
En el estilo pictórico de los Aztecas sobresale la creación de los personajes (dioses en su mayoría) y la inventiva simbólica. Destacan en la técnica los siguientes elementos:
1. El dibujo lineal figurativo como protagonista de la imagen. La representación de formas se simplifica con la técnica del dibujo de contornos lineales precisos. Esto permite aumentar el número de figuras y elementos decorativos que configuran la figura. Es una línea compositiva puesto que son los dibujos los que constituyen por si solos todo el contenido.
Además el dibujo tiene ciertas características que lo hacen más fuerte como estilo:
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El dibujo se presenta en un plano. No hay profundidad, ni gradaciones ni atmósfera. Esto le aporta un grado de abstracción donde las formas toman cierta independencia y mayor expresividad. En este arte la expresividad es agresiva temáticamente e inocente técnicamente, ya que no hay engaños visuales hacia una mayor representación de la realidad.
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Las formas se hacen redondeadas. Esta elección genera un tipo especial de equilibrio y configuración concentrada de las figuras.
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Saturación decorativa en los personajes, totalmente cargados con indumentarias de batalla u otras acciones.
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